Recibido de Argentina – Publicado desde Chicago por Gaston Saint Martin. (gsaintmartin@hotmail.com)
* 1 8 1 0 – BICENTENARIO – 2 0 1 0 * – POR UNA MEJOR ARGENTINAPARA RECUPERAR LA PATRIA – PARA RECUPERAR LA REPÚBLICA
Año 4 Nº 11 – Edición periódica – 15 de Mayo de 2012.
CONTENIDO: 1. RECLAMO POR LA LIBERTAD DE PRENSA . / 2. EL NARCOTRÁFICO, IGNORADO / 3. REFUTACIÓN / 4. LA DEMOCRACIA PERONISTA / 5. ERRORES INEXPLICABLES / 6. LA VERDAD COMPLETA Y LA CONCORDIA /
Se recomienda y agradece la reproducción total o parcial con mención de la Fuente.
1 . RECLAMO PORLA LIBERTAD DE PRENSA.
Un centenar de periodistas pidió en el programa de Jorge Lanata que el Gobierno respete el acceso a la información pública.
El murmullo crecía, implacable, detrás de las cortinas rojas que separaban a Jorge Lanata del grupo de periodistas que colmaban una tarima con varios escalones.
«¡Queremos preguntar! ¡Queremos preguntar!», exclamó el centenar de hombres y mujeres de distintos medios de comunicación gráficos, radiales y televisivos, convocados por el conductor del programa Periodismo para Todos, en canal 13, para protestar contra la ausencia de conferencias de prensa y de respuestas concretas a la requisitoria periodística por parte de la presidenta Cristina Kirchner.
Lanata reunió a periodistas en su programa para exigir que el Gobierno cumpla con su obligación de informar. Foto: LA NACION / Marcelo Gómez
En las manos de los hombres de prensa -muchos de ellos destacados exponentes del periodismo independiente- podían verse pancartas con frases sugestivas como: «Libre acceso a la información»; «Control parlamentario de la pauta oficial»; «Conferencias de prensa con preguntas», o «No al paraperiodismo».
El fundador de Página/12 convocó, para materializar el pedido, a los periodistas que forman parte de la organización Conferencia de Prensa, nacida precisamente en el reclamo conjunto al jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, para que implemente una rutina periódica de encuentros de los funcionarios con la prensa. En su sitio http://conferenciadeprensa.tumblr.com , el grupo difundió ayer su segunda declaración, titulada «El Pueblo no puede saber de qué se trata», firmada por más de 160 periodistas.
La emisión de anoche comenzó con un video que resumía la difícil relación dela Presidentacon las ruedas de prensa durante su mandato. Desde la primera, efectuada el 2 de agosto de 2008, en la que prometió convocarlas «asiduamente», y la última, en agosto de 2011, en la que sólo permitió cinco preguntas. En el medio pudieron verse escenas de destrato dela Presidentahacia cronistas deLA NACIONy Clarín.
Sin respuesta
Lanata detalló, a continuación, «las diez preguntas que no se le pueden hacer a la Presidenta», entre las cuales mencionó la designación de Miguel Galuccio al frente de YPF; el verdadero rol del secretario de Comercio, Guillermo Moreno; la ley de acceso a la información, y la salud dela Presidenta.
Abierto el telón, los que preguntaron fueron algunos de los periodistas presentes, que habían participado de un buen rato de tertulia compartida fuera de cámaras, matizado con canapés, sándwiches y gaseosas.
Alfredo Leuco (Radio Continental y Canal 26) ironizó sobre «el asesor en bienes raíces que les permitió a los Kirchner comprar terrenos en El Calafate a precios tan bajos»; Marcelo Longobardi (C5N y Radio 10) le preguntó a la Presidenta»a cuál de las dos Alemanias se refería cuando dijo que quería que la Argentinase pareciera a ese país»; Ricardo Kirschbaum (Clarín) se centró en la opinión presidencial sobre Gabriel Mariotto, y Joaquín Morales Solá (LA NACION) indagó en «la conexión entre el vicepresidente Amado Boudou y Alejandro Vandenbroele». Fernando Bravo, Magdalena Ruiz Guiñazú (ambos de Radio Continental); María Laura Santillán (TN); Eduardo Zunino (revista Noticias); Nelson Castro (Radio Mitre), y Pablo Sirvén (LA NACION) fueron los otros periodistas que, en representación del resto, formularon imaginarias preguntas a la primera mandataria.
A su turno, Lanata aclaró que «periodistas de todos los medios fueron invitados a participar», incluidos los que trabajan en medios cercanos al oficialismo. Sólo Mercedes Ninci, del diario Crónica, se hizo presente entre los medios no vinculados con el kirchnerismo. «Preguntarle al poder es nuestro trabajo», culminó el conductor de Periodismo para Todos, mientras llovían aplausos desde una tribuna repleta de jóvenes que participaron del programa. (Publicado en La Nación, lunes 14 de mayo de 2012 )
2. El narcotráfico, ignorado.
Llama la atención que en sus extensas exposiciones públicas, la Presidente jamás se refiera al creciente tráfico de drogas.
El narcotráfico presenta en la Argentina dos caras tan nítidas como inquietantes: una muestra que su desarrollo ha superado en los últimos meses los cálculos más pesimistas y que nada hay que haga pensar que se detendrá; la otra, que se trata de un asunto que no figura en absoluto en la amplísima gama de temas que la Presidente toca en sus frecuentes y extensas exposiciones públicas.
Dado que normalmente todo mandatario se dirige a la ciudadanía por cuestiones de envergadura, determinantes para el funcionamiento del Estado y la calidad de vida de la gente, habrá que concluir que para Cristina Fernández de Kirchner el narcotráfico es un tema que no entra en esa categoría.
Pese a su obsesión por tomar los micrófonos públicos para explayarse y aconsejar sobre temas tan diversos como las distintas facetas de la economía y la política, la situación del resto del mundo, la ciencia y la tecnología y últimamente la energía, es extraño quela Presidenteomita en sus discursos una cuestión como el narcotráfico, salvo de manera ocasional, como cuando anteayer se refirió a un decomiso en la ruta 8 para justificar el polémico Proyecto X.
¿Lo ignora porque no lo advierte o no lo valora en su cabal dimensión? ¿O porque no tiene nada de bueno para decir al respecto? La cantidad de hechos reflejados en los medios ha sido de una magnitud tal en los últimos días que hasta el consumidor de medios menos fino, cosa quela Presidentepor cierto no es, debe de haber tomado nota de que algo grave está pasando enla Argentina.
De qué otra manera podría calificarse una situación que solamente en los últimos veinte días deparó los siguientes sucesos: el hallazgo de 840 kilos de cocaína en un camión en la ciudad bonaerense de Pergamino; el asesinato de un narcotraficante colombiano en Marcelo T. de Alvear y Talcahuano, en horas de la tarde, perpetrado por un hombre que detuvo su moto, bajó de ella y vació en el cuerpo de su víctima el cargador de su pistola 9 milímetros; la comprobación, 72 horas después, y según los investigadores del caso, de que el asesinado estaba vinculado con narcotraficantes argentinos que se encargaban de proveer apoyo logístico para embarques de cocaína que salían para Europa; el secuestro, en el aeropuerto de Ezeiza, de nueve kilogramos de cocaína lista para ser enviada a Italia y Holanda; el decomiso, en el puerto portugués de Lisboa, de 160 kilogramos de cocaína que habían salido de la Argentina disimulados en contenedores que transportaban carbón vegetal, tal como los 435 kilogramos de esa misma sustancia que la AFIP logró interceptar en el puerto de Buenos Aires en marzo último; cuatro toneladas de marihuana descubiertas por Gendarmería en Misiones; la detención, en Retiro, de un dominicano que transportaba 18.000 pastillas de éxtasis; la detención de un ciudadano lituano con 12 kilogramos de cocaína en Mendoza, cuando estaba por tomar un avión de LAN, y el secuestro de 73 armas de fuego y 1800 dosis de paco en La Matanza. Lamentablemente, esta seguidilla de hechos no constituye algo aislado: son eslabones de una larga cadena que ha cobrado fuerza en los últimos años, y ya se sabe que sólo se conoce un ínfimo porcentaje de lo que en realidad ocurre.
Tan abrumadora es la cantidad de noticias sobre la actividad del narcotráfico en el país que sale a la luz, que parecen lejanos en el tiempo episodios muy recientes y de extrema gravedad. Valga recordar, por citar sólo unos pocos casos, las amenazas -códigos mafiosos incluidos- a un juez de Jujuy; el vuelo de los hermanos Juliá a España con casi mil kilogramos de cocaína; el descubrimiento de una cocina de drogas en el barrio de Pompeya, y el velero deportivo de bandera estadounidense que quedó inmovilizado en Olivos con444 kilogramosde cocaína en su interior.
El Gobierno parece tan abrumado por la situación que ni siquiera atinó a responder, afecto como es a cambiar golpe por golpe cuando es criticado, a la afirmación del director Antinarcóticos dela Policíade Colombia, Luís Pérez Albarán, quien dijo: «Los narcos ven enla Argentinaun lugar tranquilo para refugiarse». El funcionario colombiano, quien vino a nuestro país para participar de un curso de capacitación dela Escuela Regionaldela Comunidad Americanade Inteligencia Antidrogas, también opinó quela Argentinaes un lugar de tránsito del narcotráfico, aunque aclaró que es un refugio de los delincuentes, debido a que no existen aquí los controles exhaustivos que se aplican en otros países.
Más allá de su costado macro -el de las grandes cocinas de producción y sofisticados sistemas de transporte y distribución-, el narcotráfico tiene una cara más expuesta y cruel: niños y adolescentes prematuramente muertos en vida por la devastadora acción del paco y barrios enteros prácticamente tomados por bandas de narcotraficantes. Y no hay que alejarse demasiado dela Casa Rosadapara palparlo y verlo.
Como ocurre con la inseguridad, tema que tampoco figura en los discursos de la Presidenteni en la agenda del pool de medios oficiales como no sea para dirimir internas políticas, el narcotráfico arrasa con vidas y amenaza a generaciones futuras. Y van ocurriendo enla Argentina cosas que antes eran propiedad de países dominados por las mafias narco. Si el Gobierno ha tomado nota, lo disimula muy bien. Y está claro que tampoco ha servido el no reconocimiento público de la magnitud del problema y no decirle a la sociedad qué se hará para combatirlo. (Editorial de La Nación, sábado 12 de mayo de 2012).
3. REFUTACIÓN.
Todavía no se ven. Y tampoco serán visibles en el corto ni el mediano plazo. Pero nos vamos aproximando muy lenta, aunque inexorablemente, a unos cambios epocales.La Argentinade hoy transcurre formateada en lo esencial hace ya una docena de años. Es el producto de la desilusión democrática. También de los golpes demoledores de las andanzas seudo liberales. Ese espacio se va extinguiendo. Bien entendido, el entusiasmo por ciertas políticas, gestos y opciones perdurará largamente. Ha sido muy fuerte y masiva la deriva del país hacia un entero universo donde derechos y garantías han ocupado la casi totalidad de la agenda cotidiana.
Eso no se desarma enseguida y de hecho configura un mundo cuyos valores se prolongarán por años. Pero serán los grandes centros metropolitanos del país los que, tal vez sin mayor conciencia hoy de lo que realmente prefieren, presionarán fuertemente en un futuro no remoto para modificar el statu quo que la Argentina esposó desde fines de la década del 90.
Mucho de lo grave que ha sucedido en estos tres últimos lustros no es producto de la casualidad. Si la Argentina“liberal” y market-friendly de hace veinte años estuvo empapada de impostura, estafa y sobreactuación, el modelo simétricamente contrapuesto instalado en 2003 incluye también una fuerte dosis de falsedades y dogmatismos igualmente desorbitados.
En este escenario, el caso de la ciudad de Buenos Aires es llamativo y exige un diagnóstico. La misma evolución de los acontecimientos ha puesto a Mauricio Macri, pintado durante años como un anodino y perezoso “hijo de papá”, en un sitial de oferta alternativa al que el propio kirchnerismo eligió como enemigo letal. Más allá de lo que sepan o puedan hacer Macri y sus asesores, la última tabla rasa que el nacional-populismo en funciones hizo con radicales y socialistas puso el péndulo de la opción en una sola zona, la que ocupa el espacio macrista.
No es cuestión de opiniones subjetivas, es lo que muestra el desarrollo de los acontecimientos. Protegido de la paliza cristinista de octubre de 2011 por no haberse presentado al trofeo máximo, Macri tuvo el reflejo de diferenciarse ante la embestida contra YPF. El que no arriesga, nada tiene para perder, y eso el ingeniero lo hizo con audacia. Era una señal y un gesto elocuente, más que un tema de supuesta soberanía energética.
Es imposible saber, al desplegarse la segunda parte de 2012, si la sociedad civil argentina percibe ya la necesidad de modificar las premisas con las que este país se viene manejando hace diez años. Tal vez los espasmos transformadores sean aún muy inmaduros, pero los países suelen ignorar cuán fuertes cambios están dispuestos a soportar hasta que no se zambullen en ellos.
Se ha venido viviendo en un océano de entusiasmos arcaicos. Un solo ejemplo es elocuente y ejemplificador: desde la nomenclatura gobernante se predica que la rentabilidad de las empresas privadas e incluso estatales es una categoría negativa o en todo caso sospechosa. Los batallones de “cuadros” con los que el oficialismo roció las conducciones de todas las jerarquías del país predican un stalinismo voluntarista al que se amolda ese nacional-populismo que tanto se parece a las ordalías de la burguesía nacional entre 1973 y 1976. La última moda recoge los desvaríos de las economías centralmente planificadas que estallaron en el mundo hace ya casi 25 años: Guillermo Moreno prohibió la importación de los sabrosos y elitistas jamones serranos y de Parma, de España e Italia.
Otro eje de la rutina de estos nueve años argentinos ha sido la decisión oficial de mantenerse de manera airada y provocadora en el terreno del conflicto eterno como única razón de ser de su lugar en el mundo. ¿La mayoría de los argentinos sigue admirando ese estilo de paliza permanente con que el Gobierno trata a quienes no adhieren a él?
En este escenario se dramatizan y ponen en marcha decisiones de largo aliento y ambiciosa proyección. En el Gobierno y en sus mesas de análisis político, hace años que se ha optado por una apuesta estratégica con costos y dinámica propia. Ven a las clases medias de las ciudades, empezando por la vituperada burguesía porteña, como materia humana a someter y disciplinar. No hay que dejarse marear por las folclóricas frivolidades de nuevos ricos en Puerto Madero y El Calafate; el oficialismo se atrinchera en los suburbios más indigentes como espacio de control y hegemonía, sujeto social en el que se apoya en su puja contra lo que definen como ciudadela enemiga.
En esos espacios, la Presidentaconstruyó una popularidad cementada en el consumo cebado y en el derrame permanente de recursos estatales. No podrán gobernar Capital Federal, Rosario y Córdoba, las tres mayores ciudades del país, pero han hecho y harán lo necesario para “plebeyizarla” con movimientos demográficos, políticas migratorias y el uso inapelable de la herramienta presupuestaria. Esto tiene precios colosales. Uno de ellos se advierte cada día más en una ciudad de Buenos Aires que no será Chihuahua o Ciudad Juárez, pero donde los niveles de crueldad criminal y de naturalización del robo crecen sin parar.
La Casa Rosadase desentendió de este fenómeno y hasta la antes arrogante ministra de Seguridad ya ni siquiera rebate públicamente las denuncias contra la corrupción sistémica de una Policía Federal explícitamente desnudada como socia evidente de variadas formas de ilegalidad. Que la Capital se las arregle: ése resulta ser ahora el credo oficial, producto de una resignación fatalista, que lleva a gobernar con las masas clientelizadas y menos informadas.
En estas fisuras de la orografía política nacional se pueden ir divisando las nuevas claves de la década en curso, muy probablemente pautadas por una confusa y -sin embargo- resuelta búsqueda. Al cabo, otros serán los horizontes y (tal vez) diferentes los métodos. Como lo conceptualiza Joaquín Morales Solá: la Argentina está incubando el programa y los sujetos sociales que se encargarán de consumar la “refutación histórica del kirchnerismo”. Claro, no es para hoy, ni tampoco para mañana, pero nunca se sabe. Por Pepe Eliaschev – pepeeliaschev.com
4. LA DEMOCRACIA PERONISTA.
El nacionalismo frente a las formas republicanas de gobierno.
Da relación entre la democracia y el nacionalismo ha sido a veces virtuosa y otras terrorífica. Ambos términos encierran sentidos y definiciones diferentes. La democracia es una y muchas. Desde sus orígenes la democracia se ha construido dialogando e interactuando con otras corrientes afines, parcialmente superpuestas pero diferentes. Las principales han sido el liberalismo, el socialismo y el nacionalismo.
El denominador mínimo de cualquier variante de la democracia es un criterio de legitimidad política: la voluntad del pueblo. Se comenzó a hablar de él en Inglaterra en el siglo XVII y se consolidó conla Revolución Francesa, cuando reemplazó definitivamente al criterio del derecho divino de los reyes. Un gobierno es legítimo cuando expresa la voluntad del pueblo. Más allá de esta afirmación general y mínima, todo es opinable, incluso el alcance de sus términos: qué cosa es «pueblo», cuál es el alcance de su «voluntad», qué significa «expresar».
Dejo de lado la cuestión del socialismo y de la igualdad social. Respecto del liberalismo, un debate siempre vigente es el de los límites de la «voluntad popular» ante los derechos humanos o los derechos del individuo. A diferencia de la tradición democrática, que está centrada en la cuestión del origen del poder legítimo, la tradición liberal y republicana reflexiona sobre cómo limitar al poder, cualquiera que sea. Las soluciones propuestas son conocidas. Por un lado, de preeminencia de la ley, originada en el pueblo, pero que limita las oscilaciones caprichosas de una opinión voluble. Por otro, la división de poderes. Finalmente, la afirmación de que los derechos del individuo están antes de cualquier norma o decisión estatal. Son «naturales», en el sentido de que hacen a la condición humana. La tensión entre liberalismo y democracia es una cuestión clásica en el siglo XIX -basta recordar a Tocqueville-, que al fin del siglo XX hemos retomado luego de dolorosas experiencias.
El segundo gran debate se refiere a la forma como se expresa la voluntad popular. Hay un gran parte-aguas: democracia directa -una ilusión siempre pronta a renacer- o democracia representativa. Esta última supone que la voluntad popular se delega por tiempo acotado en los representantes del pueblo, sean muchos o uno. Las formas de representación política son variadísimas, y aunque se discuta cuál es la más auténtica, todas son representaciones, en sentido literal. Cada alternativa elegida anticipa de alguna manera el producto que se desea lograr.
Ambas cuestiones -la voluntad del pueblo, la libertad y la representación- se han combinado de distinta manera. En la segunda mitad del siglo XX -apenas ayer-, se construyó en el mundo occidental un consenso que combinaba la tradición democrática pura y la liberal/republicana. Para muchos, es aún hoy un estándar ideal. Combina el principio de la soberanía del pueblo con el de la soberanía de la ley, la división de poderes, la representación, la pluralidad, el debate y la garantía de los derechos humanos.
Pero desde fines del siglo XIX surgió otra variante, desplegada plenamente en la entreguerra y subsistente hoy en muchas partes. Combina otras ideas, derivadas de los mismos principios: pueblo homogéneo, líder, delegación, legitimación plebiscitaria -por elecciones o también mediante la presencia «real» del «pueblo» en la plaza-, junto con una unidad de doctrina y un relato teleológico que hacen posible tanto la comunión del pueblo como la delegación de su autoridad.
Dos interpretaciones, en suma: democracia institucional o democracia plebiscitaria de líder. Tras estas dos interpretaciones hay tres nociones distintas de lo que es «pueblo». En un caso, el pueblo deriva de la noción de individuo, libre, racional y esencialmente igual a los otros individuos, en razón y en derechos. En la metáfora de Rousseau del contrato social, el conjunto de individuos realiza un contrato político que instituye la sociedad.
Una segunda noción, mucho más antigua, considera que el pueblo es una comunidad, integrada por diversas partes o «cuerpos»: familia, estamento, corporación profesional, municipio. En la variante católica, estos cuerpos son «naturales»; es decir, «de origen divino». El pueblo es la comunidad orgánica u organizada de estos cuerpos. Si antes se pensaba que su organización era parte del plan divino, en los tiempos modernos su organización se atribuye al Estado.
Una tercera concepción, casi contemporánea de la rousseauniana, de origen romántico, considera que el pueblo tiene una identidad esencial y transhistórica, fundada en valores y creencias comunes, vinculada a veces con una supuesta continuidad genética. En el siglo XIX se la asoció con un territorio y un Estado, existente o potencial: Francia, Alemania.
En esta concepción, que se expande aceleradamente en el siglo XIX, el pueblo cultural se convierte en el pueblo nacional, con una historia y un destino. Sobre todo, es un pueblo homogéneo, que se expresa homogéneamente y que a la vez es necesario homogeneizar. Naturalmente, todas las ideas fundadas en el individuo y sus derechos, y en las formas de representación, se modifican sustancialmente.
En este punto, la democracia se cruza con el nacionalismo. En casi todo el siglo XIX, el nacionalismo se asoció principalmente con la construcción de los Estados nacionales. Bajo la forma de patriotismo, pudo coexistir -atenuando las diferencias- con las formas de gobierno republicanas y liberales de la democracia. A fines del siglo XIX, en tiempos del imperialismo, comenzó a dispararse la dimensión agresiva del nacionalismo («mi nación está y debe estar por encima de todas») y también la dimensión xenófoba: «Voy a eliminar de la comunidad a quienes, compartiendo el territorio, son ajenos al pueblo esencial, y por lo tanto sus enemigos». Prolongando esta línea puede llegarse al fascismo, pero no sólo a él. También a muchos populismos que extreman el principio democrático de la razón del pueblo y consideran lícito excluir o extirpar a los enemigos del pueblo, discursiva o físicamente.
Enla Argentina,la Constituciónde 1853 puso las bases de un sistema institucional liberal, republicano y democrático. Las prácticas relativas a esta última cuestión fueron perfeccionándose, hasta llegar a la ley Sáenz Peña. Pero, simultáneamente, un vasto movimiento cultural e ideológico cuestionó esos fundamentos liberales. El nacionalismo de los intelectuales de principios del siglo XX fue profundizado por el movimiento católico de la entreguerra y completado por el peronismo.
En el peronismo se cruzaron de una manera singular democracia y nacionalismo. Las raíces democráticas del peronismo, sociales y políticas, son innegables. ¿A cuál de las familias democráticas pertenece? En el peronismo coexisten dos concepciones de pueblo, ambas ajenas a aquella que pone en el centro al individuo. Una es corporativa: la de la comunidad organizada, los sindicatos y las confederaciones y el movimiento. Otra es nacional y popular: el pueblo peronista, que es igual al pueblo argentino y coloca a sus adversarios en el lugar de los enemigos de la nación.
Esta concepción, que trasciende al peronismo, fue dominante en todo el siglo XX. En 1983 hubo un notable esfuerzo para construir una democracia institucional, fundada en la ley, en los derechos humanos y en el interés general, construido por medio del debate plural. De aquel esfuerzo hoy queda poco, y lo que predomina es otra forma de democracia, la democracia peronista.
Todo gobierno que pueda mostrarse como la expresión de la voluntad popular tiene derecho a la legitimidad democrática. La democracia contiene muchas variantes, algunas de ellas xenófobas, autoritarias y otras cosas. La democracia institucional no es necesariamente más democrática o más verdadera que la plebiscitaria. Sólo hay una cuestión de valores, que son subjetivos. En lo personal, la democracia institucional es la que a mí me gusta, aquella por la que estoy dispuesto a luchar. Supongo que a muchos otros nos gusta. Aunque seamos menos. (Por Luís Alberto Romero para LA NACION.)
5. ERRORES INEXPLICABLES.
¿QUE PASA POR LA CABEZA DECFK?
La doble vara para medir a los propios y a los “ajenos”. Economía en riesgo. Autoritarismo y respuesta periodística.
Qué escándalo se habría desatado si Macri hubiese calificado de “ignorante y Gata Flora” a la presidenta dela Nación.“Golpista” es lo más suave que le habrían dicho los soldados cristinistas. Pero fue al revés. Fue Cristina la que se lo dijo a Mauricio.
¿Y si Macri hubiera acusado de “vagos” a los maestros? “Menemista, nene bien, o Macri basura, vos sos la dictadura”, como suelen cantarle. Pero fue al revés. Fue Cristina la que lo dijo.
¿Qué habría pasado si Amado Boudou hubiera impulsado en el Congreso un pedido de informes sobre la pauta oficial de Cristina y el monopolio propagandístico de Fútbol para Todos? El fantasma de Cobos habría reaparecido multiplicado. Pero fue Gabriel Mariotto el que tuvo esa actitud con Daniel Scioli 2015.
La pelea desatada entre el gobernador y el vice ya se puede leer en clave setentista, pero con signo ideológico contrario: Victorio Calabró, el vice sindicalista de derecha, derrocó al gobernador Oscar Bidegain, fiel a aquel camporismo auténtico, primo de Montoneros.
¿Y si el ex presidente Eduardo Duhalde le hubiera dicho “gorila que odia a los pobres y que huyó durante la dictadura” a Osvaldo Bayer? ¿Cómo lo habrían calificado? De “narco y facho” para arriba. Pero fue al revés. Fue Hebe de Bonafini la que se lo escupió en la cara a Bayer. Hebe repite, corregido y aumentado, el error que cometió al “adoptar” a Sergio Schoklender. Se casó políticamente con Boudou, jefe del “Movimiento María Julia” y flojo de papeles, y ensució a un monumento de los derechos humanos como es Bayer. Sólo porque le dijo una verdad: que cuando los derechos humanos se ponen camisetas partidarias dejan de representar al todo.
Lo mismo pasa con Esteban Righi y Daniel Rafecas. No fueron los derechistas del PRO los que abortaron sus carreras y mancharon para siempre sus fojas de servicio. Fue la propia Presidenta, a la que apoyaban a rajatabla, la que tiró su honra a los perros por boca de Boudou.
Algo muy extraño está ocurriendo en la cabeza de la cabeza del proyecto. Todo lo que mueve el impulso de Cristina es inexplicable, cargado de errores que son como tiros que le salen por la culata. Su elogio al flexible Andrés Rodríguez y su ataque a los sindicalistas utilizaron clásicos conceptos reaccionarios. Y para colmo se metió con el nivel de vida de los gremialistas, parada sobre un patrimonio personal de $ 70 millones que no puede explicar. Eso permitió que Facundo, el Moyano más camporista de todos, le diera una clase de peronismo combativo. Le dijo a CFK a través de Twitter que “es una concepción liberal pretender la interlocución directa con los trabajadores, negando la representatividad de los dirigentes”. Y tiene razón. ¿Desde cuándo una peronista como Cristina dice que la organización y la movilización de los trabajadores no es la que consigue los mejores sueldos y el progreso social? ¿Es una gracia que el poder desde arriba les concede a los de abajo? Pensar que los gremios sólo sirven para disciplinar y someter a los trabajadores al verticalismo K es retroceder ala Edad Mediao al “gracias, Isabel”.
Esta suerte de mundo al revés, lleno de contradicciones, y errores e improvisaciones, se está convirtiendo en una costumbre que los argentinos cada vez se bancan menos.
Algunas empresas tienen parada la producción de alimentos que exportan a medio mundo porque Guillermo Moreno no les deja entrar el yute. No existe esa fibra enla Argentina, y sólo se puede importar. No tienen otra manera de envasar los productos porque ése es el acuerdo que tienen firmado con muchos países y por varios años. Los compradores son como los árbitros: sacan tarjeta amarilla al primer incumplimiento. Al segundo viene la tarjeta roja, y si te he visto no me acuerdo. Estas son algunas anécdotas de lo que está pasando enla Argentinareal que muchos empresarios no se atreven a denunciar. Sienten pánico porque muchos son truchos y están a tiro de las inspecciones dela AFIP.
Están creciendo las suspensiones y hasta los despidos. Por eso la actividad se está desacelerando tan rápidamente como crece la inflación. Un par de economistas habla de la crónica de una recesión anunciada para el último trimestre. No es el mundo que se nos cayó encima. Es una torpeza tras otra que no tiene explicación ideológica ni racional. Capricho espasmódico de corto plazo e ineficiencia. Eso explica casi todo. Cristina está convencida de que Moreno es un brillante patriota. Así nos va a ir. Muchos sueldos se pagan con atraso, como en Santa Cruz y Aerolíneas, patrias camporistas si las hay. Son pocos los proveedores del Estado que cobran en tiempo y forma. En su mayoría, las obras públicas están paradas y la inversión se cayó. Que Brasil y México reciban más inversiones que nosotros es lógico. Que Chile, Colombia y Perú también, no.
Otra vez pasa lo mismo que pasó con la energía. No dejan de cometer despropósitos alegremente, y no escuchan a los especialistas que les advierten que van a chocar la calesita. Castigan al mensajero. Lo acusan de agorero y destituyente. Y siguen a bordo del Titanic coreando cantitos revolucionarios. Se creen muy pícaros a la hora de pasar los sábados a un grande del fútbol sólo por Canal 9 para calentarle la pantalla a TVR. Están convencidos de que son lúcidos estrategas porque dejan a Boca siempre el domingo a la noche para que lo emita solamente Canal 7 y le deje algo más de audiencia a 6, 7, 8. El fútbol es propaganda para todos porque la pagamos todos.
El hastío de los periodistas de oficio ante tanto maltrato y autoritarismo se expresará esta noche con un reclamo sorpresa en el programa de Jorge Lanata. Es que somos periodistas y queremos preguntar. Si nos mojan la oreja todos los días, por lo menos queremos decir que no nos gusta. Es que así funciona ese “vamos por todo” que silabeó Cristina.
La despedida de Hadad de las pantallas y la de Sergio Massa de su matrimonio de conveniencia con Hadad fueron un síntoma. Con Cacho Castaña en el escenario y todo el staff de Radio 10, alcanzó los ocho puntos de rating. Un éxito. Pero las más altas autoridades del Estado se comunicaron con el intendente de Tigre para prohibirle que Hadad se subiera al escenario. Hadad se retobó y subió igual. Siente que ayudó a alimentar el monstruo que terminó por devorarlo. Algo parecido sienten personas de tan distinta ideología como Scioli, Bayer, Massa, Righi, Duhalde, Moyano, Rafecas, Alberto Fernández, y siguen las firmas. (Por Alfredo Leuco para Perfil)
6. VALIOSO DEBATE POR LA VERDAD COMPLETA Y LA CONCORDIA.
Reconocer los errores y crímenes cometidos por los sectores en lucha durante el Proceso contribuirá a superar odios y divisiones.
Convocados porla Asociaciónde Abogados porla Justiciayla Concordia, participaron el lunes pasado de un panel seis personas con actuaciones antagónicas o diferentes, relacionadas con la violencia de la década del setenta. En la mesa se sentaron dos ex guerrilleros, uno del ERP, Jorge Masetti; otro de Montoneros, Luís Labraña; dos militares que participaron en la lucha antisubversiva, Emilio Nanni y Rodolfo Ritcher; una hija de desaparecidos, Eva Donda, y otra de un militar secuestrado durante el copamiento del cuartel de Azul y muerto por el ERP, Silvia Ibárzabal.
El debate fue seguido por más de 600 asistentes en la sala Borges dela Feriadel Libro. Hubo opinión coincidente entre los panelistas así como entre los asistentes de que el debate fue un aporte positivo al reconocimiento de la verdad, y de los errores y crímenes cometidos de ambos lados. Todos coincidieron en que así se contribuye a encontrar los espacios para la concordia y para superar odios y divisiones que atan a un pasado y que impiden el esfuerzo común que el futuro reclama.
Los dos ex guerrilleros expresaron con franqueza que habían tomado las armas para matar o morir y que su objetivo era llevar la revolución al poder. Les era indistinto tanto enfrentar a un gobierno de facto como a uno constitucional.
En su momento, ellos justificaron la violencia contra las personas y las instituciones en pos de instaurar una dictadura marxista enla Argentina. Elmodelo cubano estaba en la conducción y en el propósito de aquella lucha. De hecho, Masetti, hijo de un famoso guerrillero de los sesenta, había sido criado en Cuba y desde los servicios de inteligencia de Fidel Castro planificaba y daba apoyo a los movimientos guerrilleros latinoamericanos. Desde allí participó en el apoyo militar a la guerra angoleña y también desde allí fue enviado al ERP enla Argentina. Suspalabras no dejaron lugar a dudas del carácter de aquella guerra revolucionaria, con ejércitos organizados y apoyados desde el exterior que atacaron al Estado argentino.
Los militares del panel mostraban sobre sus propios cuerpos el saldo de su participación en la lucha. En ambos casos fueron heridos en enfrentamientos abiertos, uno en la selva tucumana, el otro en la defensa deLa Tablada. Poresos hechos deben enorgullecerse y así lo expresaron; no obstante, asumieron en sus reflexiones los crímenes de la guerra en el otro frente: el de la clandestinidad y el de las desapariciones. Así como el ejército argentino se enfrentó valientemente respetando las reglas de la guerra cuando el oponente tomó la forma de la guerrilla rural o atacó unidades militares, también se encontró con un conflicto diametralmente distinto frente al terrorismo urbano. Fue el desborde de las organizaciones armadas en este tipo de teatro de operaciones lo que llevó al extremo su desafío en contra del Estado y de la sociedad. Esto motivó en 1975 la convocatoria de un presidente constitucional a las Fuerzas Armadas para asumir la defensa que esa sociedad reclamaba. Pero el método elegido para responder a aquel clamor no fue el que correspondía. La represión fuera de la ley no puede justificarse alegando su legitimidad porque se actuó en defensa de las instituciones, ni por la efectividad y rapidez buscada en los resultados, ni por el carácter clandestino del atacante. Tampoco alcanza la excusa del antecedente fallido dela Cámara Federalen lo Penal, desmantelada por un gobierno constitucional asociado a la guerrilla y con el lamentable acompañamiento de buena parte de la clase política.
La acción del Estado y sus fuerzas armadas nunca debió apartarse de la ley, o en su caso de los códigos de justicia militar. Las recientes revelaciones de Jorge Rafael Videla sobre la metodología aplicada y sus razones sólo dejan espacio para el más absoluto rechazo, aunque tal vez puedan contribuir a que toda la verdad emerja a la superficie y a partir de allí ambos bandos hagan reconocimiento pleno de sus culpas, y se avance hacia la concordia.
Los militares participantes en el panel defendieron con fundamento la acción de las Fuerzas Armadas, aunque también reconocieron los errores cometidos y se lamentaron por ellos. Quedó claro para todos los panelistas que no cabe la aplicación de la justicia a sólo uno de los bandos de aquella guerra.
Se dijo que esto suena a venganza más que a justicia y que de esta destructiva confrontación no se sale con una justicia asimétrica, apoyada en la declaración de imprescriptibilidad y de lesa humanidad sólo para los crímenes de la represión.
Las exposiciones de Masetti y de Labraña dejaron en claro el carácter internacional y organizado de las fuerzas irregulares atacantes a las que pertenecían. Esto deja fuera de toda duda, de acuerdo con la jurisprudencia internacional, que les alcanza también la tipificación de crímenes de lesa humanidad. Las alternativas hacia adelante son: darle la simetría faltante a la persecución judicial extendiéndola a los ex guerrilleros y de esa forma seguir revisando el pasado, o superarlo y mirar hacia adelante. El camino sugerido por los panelistas fue el de la superación. Las palabras finales de Labraña fueron: «O trabajamos todos juntos o desaparecemos como sociedad». (Editorial de La Nación, domingo 13 de mayo de 2012 )